Saturday, November 08, 2008

Ni dulces ni psicóticos: Jesus and Mary Chain en Lima



Los Jesus and Mary Chain llegaron a Lima y lo primero que hicieron fue dejar plantados a los periodistas y fans que los esperaban en la conferencia de prensa. Menos mal no haber estado ahí, igual era imposible, en ese preciso momento tocaba Robin Guthrie en el Centro Cultural de España. Como siempre, un placer, un gran guitarrista, siempre sonriente. Guthrie toca con la misma sencillez con la que le sonríe a la gente. El lugar estaba abarrotado y todos soñando despiertos. Gran concierto.
Al día siguiente todo tuvo un ritmo vertiginoso. Por la tarde llovió. Había esperado demasiado tiempo para ver a los Jesus and Mary Chain. Quien no lo había hecho. Todos alguna vez nos hemos pasado días enteros escuchando el Psychocandy, sin escuchar otro disco más. Es especial, dentro de todos sus discos ese es especial, entre todos los discos que uno escucha en su vida, ese se hace especial.
Un afortunado periodista de El Comercio pudo arrancarles una entrevista a los Jesus ese mismo día. Les pregunta por Just Like Honey, ellos dicen que no esperen que la toquen. Porque claro, los Jesus and Mary Chain siempre han estado en su propia órbita y a diferencia de Robin Guthrie, no parecen tener muchos ánimos de sonreírle mucho a la gente. Y yo siempre pensé que los Cocteau Twins eran más apáticos. No era así. Al menos Guthrie parece demostrar lo contrario.

Llegué temprano al concierto. No había mucha gente a las ocho de la noche. Ni siquiera abrían el lugar. Todo parecía indicar que la cosa iba a empezar tarde y así fue. En ese momento Kylie Minogue tocaba también en Lima. Una pena perdérmela.

Atención: Una nueva angustia invade nuestra ciudad: la imposibilidad de la ubicuidad.

Finalmente estaba dentro del lugar, el Centro de Convenciones Scencia. Era un buen sitio, ideal para este tipo de conciertos. Lo primero que hice fue emocionarme porque la entrada general había resultado un golazo. Estaba a unos escasos 5 o 6 metros del escenario. Valga decir los tenía prácticamente al frente. Iba a poder sentir su aura. Al menos, eso ya lo tenía ganado.
Los teloneros hicieron un gran esfuerzo. Catervas y Resplandor, no sé que habrá sido, pero personalmente no me gustaron ninguno de los dos. Creo que yo tenía la cabeza en otra parte. O creo que ellos tenían la cabeza en otra parte. Qué será. Ahora que claro, cuando Robin Guthrie subió al escenario para tocar de invitado con Resplandor, el asunto se volvió especial. Que increíble que es Robin.
Y bueno, después de mucho esperar salieron al escenario los Jesus and Mary Chain. William Reid con su clásico cerquillo ensortijado y Jim Reid con su mirada de “yo tengo mi propio mundo”. Abrieron con “Snakedriver”. La gente perdió totalmente el control. Hubo pogo, flashes, coreos unánimes. Por parte del público el asunto fue bien de entrega. Hacía mucho tiempo que no sentía esa energía del público en un concierto (bueno, miento, en el concierto de Mayhem si había una extraña energía negativa que irradiaba del escenario y del público y hacía que todo fuese una gran masa de maldad que uno disfrutaba al máximo, pero bueno los metaleros tienen esa fidelidad). Los que estaban allí, al menos los que yo tenía cerca, eran unos reales fanáticos. Los Jesus and Mary Chain son una banda muy querida, sin duda. A ellos no sé si les importa mucho. De hecho, la nota de los Jesus ahora, en el escenario, es no hacer mucho alboroto. Son una banda tranquila pero con unas canciones alucinantes. Unos apáticos que hacen su show y si te gusta bien y sino peor para ti. Y eso era lo raro, porque la gente se jalaba de los pelos y no sabían que hacer desde allí abajo y ellos a las justas si sonrieron. No hacían mayor esfuerzo, no iban a salir a decir que ese iba a ser el mejor show de sus vidas. Lo que ofrecieron era lo que podían ofrecer, nada más.
Pero igual fue increíble. Cuando tocaron “Happy When It Rains” era yo el que no sabía que hacer. Sonó poderosa. Y cuando Jim gritaba “and we tried so hard/and we looked so good...” no había modo: o te estremecías atómicamente o te estremecías atómicamente.
Esperé también por “Some Candy Talking”, sonó austera, algo desganada. Yo ya sabía que iba a ser así, y tengo la sensación que siempre será así, porque la versión de estudio de esa canción es simplemente insuperable. Ni siquiera deberían tocarla, es casi un acto profano, nadie debería tocar esa canción, es demasiado perfecta. Cualquier intento siempre será en vano.
Y siguieron tocando los Jesus, cerca poco más de una hora. Tocaron “Just Like Honey”, no iban a ser tan canallas de no hacerlo. La coreada del público fue memorable. Esperé por “You Trip Me Up” y por “Upside Down”, pero nunca llegaron. Y ya pues, todo se acabó, significativamente cerraron el show con “Reverence”, que realmente sonó alucinante, hipnótica, Jim gritando “I wanna die!, I wanna die!”.
Y se acabó. Se prendieron las luces. De vuelta a la realidad.

Junto a unos amigos tomé una combi que nos dejó en el cruce de la avenida Javier Prado con Arequipa. Caminamos un poco, cosas del destino, los Jesus and Mary Chain estaban en una camioneta de lunas no polarizadas y, como será el mundo, la luz roja hizo que se detuvieran en el mismo paradero donde estábamos nosotros. Sólo yo empecé a saltar y a hacerles señas con las manos y gritarles: ¡Ey Jesus and Mary Chain!
No sé si me vieron, quizá sí, pero no hicieron mayor seña. El semáforo volvió a verde, ellos avanzaron en la camioneta embalados, era la ruta al aeropuerto, sin duda.
Nosotros seguimos caminando sin creer lo extraño de la situación. Ya serían las dos de la mañana. Uno de mis amigos sólo se limitó a decir ¡bah!
Había sido un gran día.


(Foto tomada del blog Sintonizando, si alguien tiene mas fotos envienmelas)