Tuesday, November 29, 2005

Tarwater este jueves



La temporada de conciertos continúa en Lima. Este jueves primero de diciembre los alemanes Tarwater se presentan en el Instituto Goethe, la entrada es libre y el concierto empieza a las 7.00 pm. Nos vemos allí.

http://www.tarwater.de/

Entre Ríos este sábado




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Spinetta (2)

Cuando Spinetta salió al escenario algunos se emocionaron hasta las lágrimas. El lugar estaba abarrotado, al menos así se veía desde nuestro humilde stand up. Vi por ahí a más de una personalidad, desde una escultural Nina Mutal, un solitario Iván Zurriburri (ex Flema, Eter-k), los Frágil, los Demente Común, los Nudo de espejos, un Catervas, hasta un tipo que había sido mi profesor cuando estuve en la academia, etc. Un mar de rostros de la farándula culturosa local.

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Ahora que lo pienso con El Flaco también descubrí algo de ese sonido sucio, no mucho en realidad pero algo de eso había en muchos temas de Pescado, en su primer disco solista y en la etapa con Los Socios del Desierto, rocknroll pulsante y vertiginoso como aquel de temas como “Post-crusifixión” que nunca me cansaré de oír. Ese lado del argentino no estuvo presente en el concierto y lo dejó bien claro: “hay un tiempo para hacer rock y otro para no hacerlo...hay un tiempo para mí música aunque de vez en cuando se me escape un rock”.
¿Y cual era la música del Flaco esta vez? Aquella de sus últimos discos, del Silver Sorgo, Para los árboles y Camalotus, aquel de canciones como “Buenos Aires alma de piedra” “Kamikaze” o “Pequeño ángel”, esas melodías raras que parecen desvanecerse en sus instrumentaciones finas y jazzys. Que lento pasa el mundo cuando canta el Flaco últimamente. Y sin embargo no ha perdido ese magnetismo que hace que uno lo vea y lo oiga. Tiene algo indescifrable, una dimensión, un brillo, un no se qué que lo vuelve ineludible. D pronto uno siente estar frente a un verdadero sabio, frente a alguien que en su lenguaje parece estar revelándolos las verdades que debemos saber.
Así lo sentí cuando evocó a Pescado, cuando inició ese set maravilloso del Artaud (uno de los discos más entrañables que tiene), cuando nos tocó con su varita y nos convirtió en seres mitológicos deleitándonos con las canciones de Invisible que bueno, que más decir de temas como “Los libros de la buena memoria” o “Durazno sangrando” que más. Nada, sólo dejar que algo dentro de nosotros se remueva.

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Cuando terminaba el show alguien vomitó a unos metros de mí. No supe quien era. Sólo vi a un tipo correr hacia el baño. Su salida despavorida dejó un lugar vacío y enorme en medio del público, nadie iba a pisar el vómito. Fue raro. A los pocos minutos Spinetta empezó a cantar “Laura va”, y de pronto esa imagen lúdica y onírica del tema se convirtió en algo deformado y truculento. Para colmo, cuando salía ya del concierto, en dirección hacia la calle Esperanza me topé con una pelea entre cinco tipos mayores medio ebrios, al parecer, por un rasguño a una de sus camionetas. Que extraña imagen final para un día que fue tan especial.

Monday, November 28, 2005

Spinetta (1)



Luis Alberto Spinetta pisó Lima, lo hizo después de 35 años, luego de aquella legendaria presentación junto a Almendra en el Festival de Ancón. Su regresó causó un fervor como hacía tiempo no veía. De pronto aparecieron más fanáticos del Flaco de lo que me imaginé y llenaron el María Angola y le preguntaron hasta lo que come en la conferencia de prensa y en el conversatorio que ofreció un día antes del show.
Spinetta estuvo amable. Firmaba autógrafos, respondía lo que quería y era auténtico todo el tiempo, metido en su mundo de fábula desde donde sabe tener abiertos los ojos.
Fui a verlo, como tenía que ser, y su presentación fue un sueño largamente añorado y supongo que el de muchos. Spinetta fue uno de los primeros artistas que admiré y El Jardín de los presentes fue mi primer disco de cabecera. Por Spinetta surgió mi fascinación por la psicodelia, por sus discos descubrí el jazz, por sus canciones empecé a leer poesía, y así, mil cosas. Aquellos años de adolescencia los viví sumergido en los discos de Pescado, de Invisible, y a mi temprana edad me había convertido en casi un especialista de rock argentino y me eran tan familiares los discos de Vox Dei, Pastoral o Espíritu, que cuando los escucho ahora se me estremece algo por dentro. Mi burbuja adolescente estaba compuesta de esa música que llegaba a mis manos por una amigo de mi madre, fanático de esos discos, que incluso me llevaba algunas Pelo y una que otra Canta rock y había inundado de cassettes comprados en Quilca mi modesta repisa y casi conseguido transformarme en un yonqui de todo lo que sea gaucho. La música de Spinetta representa una parte de mi vida, aquella previa a las guitarras sucias y los conciertos en el centro, empujones y sonido agresivo. Recién cuando entré a la universidad fue que empecé tomar conciencia de eso, a escuchar punk y a agotar mis últimos impulsos adolescentes. Pero esa ya es otra historia.
Spinetta estuvo en Lima y en la conferencia de prensa dijo no conocer nada del rock peruano, sólo saber de Chabuca Granda. Preferí no preguntar sobre aquella presunta tocada junto a El Humo, pues al parecer esta nunca se dio según lo que dijo Luis. Como buen fan me encargué de hacerle llegar algunos discos, grabé en unos cdrs algo de rock peruano de los 60s y 70s: El Polen, Los Saicos, Los Holys, el doble Back to Perú, El Álamo además de un disco de música tradicional de Lambayeque, y un par de cosas más recientes. Ojalá algún día en alguna parte sea posible conocer sus opiniones sobre esos discos.
Luis habló sobre la música que le gusta: Miles Davis, Los Beatles, Paco de Lucía, The Hives, The Strokes, Radiohead, Bjork y la música de sus hijos (!!!). Al hablar de la islandesa alguien le preguntó por su interés en la música electrónica y las nuevas tecnologías. El flaco reconoció haber experimentado con esos medios, haber compuesto algo así pero que "no los considero publicables porque son sólo experimentos". Admitió que lo que más le atrae son las canciones, "sino tengo nada que decir en un tema me aburro" y que siempre va a primar su gusto por las canciones que hacer música instrumental.
Le tomé muchas fotos al Flaco, por desgracia las mejores las tomé de lejos y no sabía que las cámaras que prestan en mi universidad son tan malas y tienen tan pésima resolución. Pero ni modo, alguna sobrevivió, como esa que está al iniciar el post, que fue el único lugar desde donde se la pude tomar cuando posó para las cámaras(de costado) porque delante de él los fotografos se peleaban a muerte por un buen espacio. Preferí evitar alguna mordida y me fui de costadito y creo que salió mejor.

(continuará...)

Thursday, November 17, 2005

Baile de perros en la ciudad

El perreo también está en la blogósfera. Pueden encontrar un post en el blog No Ficción de Daniel Flores y otro en Qaphqa de Daniel Salas.
El tema resulta bastante oportuno tomando en cuenta que el sábado es la presentación en Lima de los reaguettoneros Trebol Clan, quienes hoy llegaron a Lima y causaron más furor de lo que me había imaginado. En la tele se veía a una multitud de chiquillas y chiquillos (no llegaban a los 14 años) corriendo detrás de sus ídolos, el comentarista comparó el hecho con la visita de Servando y Florentino hace algún tiempo. Todo parece indicar pues que el sábado habrá lleno total en el estadio de San Marcos.
Me entero a través de estos blogs que en la última
Quehacer se han publicado dos artículos al respecto, uno de Víctor Vich titulado "El baile del perreo: una desviación marxista" y otro de Juan Carlos Ubilluz titulado "El perreo: entre la perversión capitalista y el hedonismo posmoderno". Mañana mismo espero tener en mis manos esa revista y comentar al respecto.
Por lo pronto sólo puedo decir que el perreo se ha convertido en Lima en lo que tal vez deba ser el fenómeno popular de baile más importante que ha tenido, creo, en toda su historia. Nunca antes tanta gente se había dejado subyugar por ritmos repetitivos al punto de generar fanatismo, pues no sólo es el baile sino el fanatismo lo que aquí está en juego.
Como decía en otro blog, algo se cuece en todo esto, y cada vez que uno de estos temas suena en en la combi me llena de una especie de placer insano, odio esa repetición y esa carencia de salidas creativas que tiene esta música, odio que se regodee tanto en sus propios clichés pero como me entusiasma sentir que hay un ritmo de baile, con uso de tecnología moderna (cajas de ritmos, algún que otro sonido electrónico) que ha logrado no remitir a más nada que a sí mismo. El perreo tiene su identidad, y hay que aceptarlo. ¿Y cómo eso se ha recepcionado aquí? Pues no me atrevería a dar una tesis pero sí a soltar una idea: el baile es una suerte de válvula social y donde reina el espanto siempre habrá motivo para bailar. Pero cuando se es conciente de ese espanto es cuando el baile puede ser algo más que eso, puede significar, puede movilizar, puede ser más que una moda.