Monday, April 17, 2006

Gepe: Un joven cantautor


Quizá el nombre de Daniel Riveros no le sea tan familiar a muchos en el Perú pero en Chile es toda una revelación. Riveros ha sacado adelante un proyecto solista llamado Gepe y con él un disco muy interesante que lleva por nombre Gepinto (previamente había editado un ep). A sus 23 años Riveros es un fanático total de Victor Jara y los Sonic Youth y puede jactarse de ser uno de los cantautores más prometedores de nuestro vecino país del sur.
Gepinto llegó a mis manos gracias a un buen amigo peruano residente en Chile quien con un fervor rosante con el fanatismo me instó a que escuchase este disco. Así lo hice y tengo que decir que desde entonces Gepinto ha sonado en mi equipo de manera casi religiosa. ¿Qué hace atractivo a Gepe? Supongo que emociona la fuerza interpretativa de Riveros. La capacidad de ir del sosiego a la euforia, una melancolía que traza puentes con la canción chilena y el intimismo folkie de Nick Drake. Un espíritu folklorista que teje relaciones con un mundo al que también ha estado expuesto, un mundo contemporáneo, cosmopólita, en donde cada cosa suena en su lugar. Un feliz matrimonio de la tradición y lo nuevo. Ese espíritu lo percibí también en Taller Dejao, la banda donde Riveros canta y toca batería (banda que participó de la compilación de grupos hispanoamericanos que editó Autobús). Pero Gepe tiene esa cosa que lo hace cercano.
Y es que en su forma de pensar Riveros es absolutamente de ahora, y por sobre todo, lúcido. Al escucha un tema como Namas la piel se me ha puesto de gallina. La intensidad de la canción se concentra en esas problemáticas líneas que me persiguen: “sino tengo na’ que decir sino tengo na’ que cantar pa’ que pierdo el tiempo entonces si lo dicho ya dicho está”.
Quien era este Gepe me preguntaba al escuchar el disco. Bueno, buscando en la red encontré una entrevista en la que Riveros, al ser preguntado si siente identificación con la movida folk que encabeza Devendra Banhart, concluye con una idea que me parece muy pertinente: "A mí lo que más me interesa mostrar es que creo que como chilenos o sudamericanos o no sé qué somos, lo que nos diferencia del mundo anglosajón es que somos súper precarios. Allá nacieron las orquestas, las bandas, las marchas. Y nosotros aquí con un cultrún. Entonces por qué no ver esto o mirarlo como en desmedro en pos de querer hacer una canción con cellos, vientos, trompetas. Eso no nos es fácil, y entonces nunca lo vamos a poder hacer".
En verdad, ahora que lo pienso (y el disco de Autobús es una prueba de eso), muchas buenas bandas independientes en Latinoamerica tienen, más allá del estilo, cierta austeridad en su sonido (ni que decir del Perú), cierta precariedad que hasta cierto punto las hace distintas y especiales, pues las obliga a encontrar nuevas salidas, las fuerza a emanciparse de esa pomposidad y las hace ser también un poco más crudas y directas.
Más adelante Riveros dice algo bastante que sin duda para muchos puede sonar polémico, a propósito también de estos tiempos de promiscuidad sonora y apertura: "Me gusta hacer tocatas con otra gente, con distintos estilos de música, para agrandar los públicos. Y ahora hay una tendencia a escuchar de todo, por el Soulseek más nada, una misma persona tiene carpetas de hip-hop, metal, ambient. Son signos de los tiempos que hay que escuchar y aprovechar. Es como de nuestra generación, porque yo veo en gente de 26 para arriba, como (Rodrigo) Santis, que tienden a no faltarle el respeto a los estilos. En cambio ahora a los pendejos les da lo mismo y en un compact... qué, ni siquiera escuchan compacts: en iPod, pueden tener cualquier cosa, una canción de Cyndi Lauper, de Madonna. Ni un respeto. Eso es lo mejor. Ni un respeto por las cosas. Simplemente admirarlas y absorberlas, todo el tiempo".