Luis Alberto Spinetta pisó Lima, lo hizo después de 35 años, luego de aquella legendaria presentación junto a Almendra en el Festival de Ancón. Su regresó causó un fervor como hacía tiempo no veía. De pronto aparecieron más fanáticos del Flaco de lo que me imaginé y llenaron el María Angola y le preguntaron hasta lo que come en la conferencia de prensa y en el conversatorio que ofreció un día antes del show.
Spinetta estuvo amable. Firmaba autógrafos, respondía lo que quería y era auténtico todo el tiempo, metido en su mundo de fábula desde donde sabe tener abiertos los ojos.
Fui a verlo, como tenía que ser, y su presentación fue un sueño largamente añorado y supongo que el de muchos. Spinetta fue uno de los primeros artistas que admiré y El Jardín de los presentes fue mi primer disco de cabecera. Por Spinetta surgió mi fascinación por la psicodelia, por sus discos descubrí el jazz, por sus canciones empecé a leer poesía, y así, mil cosas. Aquellos años de adolescencia los viví sumergido en los discos de Pescado, de Invisible, y a mi temprana edad me había convertido en casi un especialista de rock argentino y me eran tan familiares los discos de Vox Dei, Pastoral o Espíritu, que cuando los escucho ahora se me estremece algo por dentro. Mi burbuja adolescente estaba compuesta de esa música que llegaba a mis manos por una amigo de mi madre, fanático de esos discos, que incluso me llevaba algunas Pelo y una que otra Canta rock y había inundado de cassettes comprados en Quilca mi modesta repisa y casi conseguido transformarme en un yonqui de todo lo que sea gaucho. La música de Spinetta representa una parte de mi vida, aquella previa a las guitarras sucias y los conciertos en el centro, empujones y sonido agresivo. Recién cuando entré a la universidad fue que empecé tomar conciencia de eso, a escuchar punk y a agotar mis últimos impulsos adolescentes. Pero esa ya es otra historia.
Spinetta estuvo en Lima y en la conferencia de prensa dijo no conocer nada del rock peruano, sólo saber de Chabuca Granda. Preferí no preguntar sobre aquella presunta tocada junto a El Humo, pues al parecer esta nunca se dio según lo que dijo Luis. Como buen fan me encargué de hacerle llegar algunos discos, grabé en unos cdrs algo de rock peruano de los 60s y 70s: El Polen, Los Saicos, Los Holys, el doble Back to Perú, El Álamo además de un disco de música tradicional de Lambayeque, y un par de cosas más recientes. Ojalá algún día en alguna parte sea posible conocer sus opiniones sobre esos discos.
Luis habló sobre la música que le gusta: Miles Davis, Los Beatles, Paco de Lucía, The Hives, The Strokes, Radiohead, Bjork y la música de sus hijos (!!!). Al hablar de la islandesa alguien le preguntó por su interés en la música electrónica y las nuevas tecnologías. El flaco reconoció haber experimentado con esos medios, haber compuesto algo así pero que "no los considero publicables porque son sólo experimentos". Admitió que lo que más le atrae son las canciones, "sino tengo nada que decir en un tema me aburro" y que siempre va a primar su gusto por las canciones que hacer música instrumental.
Le tomé muchas fotos al Flaco, por desgracia las mejores las tomé de lejos y no sabía que las cámaras que prestan en mi universidad son tan malas y tienen tan pésima resolución. Pero ni modo, alguna sobrevivió, como esa que está al iniciar el post, que fue el único lugar desde donde se la pude tomar cuando posó para las cámaras(de costado) porque delante de él los fotografos se peleaban a muerte por un buen espacio. Preferí evitar alguna mordida y me fui de costadito y creo que salió mejor.
(continuará...)
Monday, November 28, 2005
Spinetta (1)
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