Nadie sabía lo que estaba pasando exactamente. Pero el sábado en determinado momento, sobre el escenario del auditorio de Cailloma, se estuvo librando una batalla. Un pandemonium sobre el auditorio, que derivó en equipos malogrados debido a la irresponsabilidad de algunos repudiables anónimos de desconectar los cables de la banda que iba a presentarse en aquel momento. En realidad nunca he visto semejante nivel de bajeza. Pero en fin, no voy gastar palabras en hablar de esos canallas, sólo agrego que actitudes como esa generan desintegración entre la escena, y así la cosa no avanza.
La responsabilidad de todo esto también recae en el organizador del evento, alguien de quien si bien siempre he tenido una buena imagen, no puedo dejar de manifestarle esta vez mi reproche ante su falta de autoridad en el momento en que esta se requería con urgencia. El resultado fue que, llegado las 2 de la mañana, 5 grupos no habían tocado todavía, evidentemente a todos ellos se les había dicho que serían los siguientes en tocar y eso generó el desorden. Así fue que nos perdimos de ver a Liquidarlo Celuloide, Rapapay, Quilluya (los afectados), Cristo Demoledor y Gabriel Castillo, quienes cancelaron sus presentaciones ante la inestabilidad reinante. Para la próxima vez un consejo: si van a tocar tantas bandas que la tocada empiece más temprano, haya o no haya gente pues de lo contrario la posibilidad de caos será latente y eso sí, si le dices a un grupo que va a tocar en determinado momento que esto se cumpla, pues lo que me pareció ver en el concierto fue un favoritismo basado en el amiguismo que me parece una actitud poco profesional.
Pero bueno, más allá de estos incidentes, y con un escaso público asistente, al menos pudimos ver a algunas bandas (por cierto ni las Vacas de Wisconsin ni Serpentina Satélite se presentaron). El Mundo de Pecval fueron los encargados de abrir, nunca los había escuchado y me dejaron una grata impresión. No tan clones de Sonic Youth como Rayobac, aunque la influencia de los neoyorquinos resulta igual de avasallante, afortunadamente tenían un efectivo tratamiento melódico que inclinaba sus temas hacia una suerte de noise pop un tanto más libre, siempre instrumental. Estoy seguro que oiremos hablar de ellos en el futuro.
Luego tocó Kondor, con su acostumbrada psicodelia de línea kraut rock. Hicieron un buen show y esta vez si pude distinguir un tema de otro. Siguió Christian Galarreta y bueno, en ese momento algunos decidieron irse. Su presentación me pareció más interesante que otras veces ya que trabajó, al menos al inicio, con frecuencias de sonido y no con su acostumbrado glitch, cosa que hizo después y ya no me gustó tanto. Lo que sí tengo que reprocharle es el uso del video, me aburre que todo sea error digital, o sea, tremenda pantalla sólo para ver como se estropea una película porno ¿por qué hacer lo más evidente? Un pleonasmo, como me diría un profesor universitario.
Luego de Galarreta siguió Términus, el nuevo proyecto de Wilder González. Y bueno, algo había en lo que hacía, no sé como explicarlo sin usar las referencias más evidentes, digamos que era divagante, como si estuviera perdido en el espacio. Si, eso, exactamente. A veces podía ser aburrido por lo monótono que era, pero supongo que esa era la idea. Clásico y muy respetuoso ambient psicodélico. Tienen que afinar la ejecución para que el efecto sea mejor.
Siguieron los legendarios Hipnoascención e hicieron una presentación impecable, una de las mejores de la noche (aunque por momentos me molestaban los excesivos guiños a Neu! y Bowery Electric). Sin duda son unos instrumentistas notables (de hecho verlos tocar siempre es un placer), pero empiezan a sonarme medio derivativos, espero que esa imagen se me quite al escuchar su esperadísimo nuevo disco y logre callarme la boca como me sucedió cuando escuché su Mixtura, un tremendo disco, sin duda un clásico ya de nuestra historia rockera.
Y bueno, aquí empezó el desorden, tenía que seguir Liquidarlo Celuloide, pero no fue así, siguió Pastizal. No los vi.
Esperaba junto a mis amigos fuera del lugar, mientras nos quitábamos la cólera de encima, a que se inicie la presentación de Alan como Quematuradio, quien tenía como invitados sorpresa a los Tanuki Metal Futari Plus One al completo, iban a ser los últimos en tocar, pese a todo iban a hacerlo. Y bueno, que puedo decir, cuando lo inesperado se manifiesta uno no sabe que decir. En realidad se trató de una presentación de Tanuki Metal teniendo como invitado a Alan de Quematuradio, y el acople fue perfecto. Fue una presentación vertiginosa, una fiesta sobre el escenario. Nunca vi tanta algarabía en una banda, nunca escuché tantos gritos, (desde simios hasta leones), nunca vi tanta libertad. Iban de un lado a otro, tocaban, dejaban de tocar (el baterista se salía de su sitio como un arquero cuando sale a patear los tiros libres, y hay que decirlo, este sí que era todo un Chilavert), se ponían a jugar, improvisaban, y lograban estructurar todo de tal manera que, como me comentaba un amigo, el resultado era un verdadero disparate sostenido, 20 minutos de fascinante incoherencia. Unos instrumentistas geniales, que digo, magistrales, podían ir del virtuosismo al absurdismo sonoro sin mayor problema, y tocar simplemente, hacer sonar todo, convertir el escenario en un verdadero terreno de experiencia (sólo los que estuvimos allí podemos entender la dimensión de su “Duelo de cuerdas”, ya sabrán cuando los vean). Hablar de los Boredoms, Ruins o Fantomas puede dar una idea de la propuesta de la banda pero están más allá de las referencias, pues son bastante personales, Tanuki es Tanuki y nadie puede predecir como sonarán. Lo que es yo, no me los pienso perder cuando toquen nuevamente. Esto tengo que filmarlo.
Tuesday, June 28, 2005
Un final inesperado en el auditorio
Subscribe to:
Comment Feed (RSS)
|