Tuesday, January 31, 2006

Lima La Podrida, flamante compilatorio de Antiproducciones y Tu Mamá Calata


A propósito de un comment de Eliana respecto al disco recopilatorio Lima la podrida que acaba de aparecer, obra y gracia de Antiproducciones y el paskin de simpático título, Tu mamá calata, creo que valdría la pena decir algunas cosas.
Desde hacía un tiempo había visto avisos de Tu mamá calata en la universidad pero por cosas del destino nunca pude adquirir uno, y debido a mi simpatía, a veces obsesa, por los fanzines y todo lo que se publique en fotocopia decidí comprarlo, tentado además de escuchar el atractivo recopilatorio que acompañaba esta nueva edición del zine, en los que figuraban algunos de los nombres más reconocidos del under punk-garage limeño (Manganzoides, Aeropajitas, Vaselina, Los Arman) y algunos otros que ya están haciendo sus pininos como Morbo o Raskolnikov y los escarabajos obreros.
Lima la podrida es un recopilatorio que echa una mirada a ese universo punk del centro de Lima, ese mimetizado con las calles de Quilca y sus personajes, sus esquinas. Ese de conciertos ultrasubtes (o de Manganzoides en el Yacana bar) y de amaneceres en la Rockola escuchando música de Los Panchos, entre nubarrones de humo y piscos de tres pasitas (con cucaracha al fondo) (aunque el pisco lo tienes que meter caleta), luego de embutirte tu sanguche de a luca allí en la esquina de Cailloma con Colmena, a unos pasos del lugar de encuentro de los anarcopunk Asco Social (y a otros más de los frecuentados a sol la barra) en medio de reaguetones y alicias delgados. O sea, estilo de vida en las sucias calles del centro, Ron King y César N pasando por allí. Lima la podrida es básicamente eso, un testimonio de una colectividad que ha decidido presentarse formalmente en sociedad. Esto es, hay que decirlo aunque nos mate la envidia, a lo que le podríamos llamar una escena. Una que busca diferenciarse, al menos de parte de quienes organizan el disco y el fanzine, de aquella otra facción punk, más amable y exitosa, encabezada por grupos como Inyectores y todos sus émulos. De ahí que en Tu mamá calata vuelvan a desenterrar viejas y trilladas disputas sobre Pitupunks y misiopunks.
Pero bueno, más allá de todo esto, más allá del mérito testimonial y el romanticismo, ¿qué tiene para ofrecer, musicalmente hablando, Lima la podrida?
Veintiséis tracks, ni más ni menos, entre algunos grupos conocidos, otros no tanto y otros definitivamente desaparecidos (Los Vagres, Los Falsos del Perú, Los Basuras). Transitan entre el punk, el rock and roll cochino básico, el beat garagero en lectura punk, y más punk, mucho punk que felizmente, no alude en ningún caso al reciclado hasta el hartazgo punk californiano.
De los grupos, pues con toda honestidad algunos realmente son tan malos que se vuelven insólitos (Los malditos gatos de Lima y Los Nerds tienen todo para convertirse en grupos de culto, al menos yo he pasado un buen rato escuchándolos, comprobando que sean capaces de atreverse a tanto). Otros son simplemente malos y sin gracia pero en general se diría que el disco funciona en la medida que lo escuchas de un tirón, pese a que a veces resulte aburrido aguantar lugares comunes de tres acordes y negatividad fotocopiada, se hace divertido cuando uno presta atención a esas cortinitas que han puesto entre tema y tema, con conversaciones de ebrios, sonido nocturno del centro de Lima y demás, que permite sazonar bien la escucha del disco, te da un panorama del contexto. Se diría, irónicamente, que hay un esmerado trabajo de producción (al inicio, entre varios sonidos montados, se oye un fragmento-guiño del célebre “Dextroza” de Narcosis, una de nuestras más notables bandas punks de nuestra movida subte ochentera, y que se distinguía por hacer geniales cortes y pegues artesanales a modo de intros).
Lo que más se rescata del disco, del trabajo de recopilación de Antiproducciones, es esa ingeniosa forma de presentarse, con toda la concha del mundo, como unos verdaderos energúmenos(allí nadie les gana). Por eso y por el buen sentido del humor, cosa que no abunda entre nuestros rockers, vale la pena prestarle atención. Entrañables, pese a todo.

Thursday, January 26, 2006

Algunas ideas sobre el noise en Lima

Me queda la espina atravesada por soltar una idea tan polémica y tendenciosa y no argumentarla como se debe o al menos no intentar hacer una reflexión más digna. Intentaré redimirme. Para ello sería conveniente recordar algunas cosas que escribiera el recordado Sigfrido Letal en el año 86 en la desaparecida revista El Zorro de abajo. El artículo llevaba por título “¿Quién le teme a los rockeros subterráneos?” y fue escrito en el contexto de una polémica respecto a la legitimidad del movimiento subterráneo de hardcore punk, que él defendía. Decía Letal:

“Digamos que son las cinco de la tarde y nos hallamos en una esquina del Cercado. Paredes grises y descascaradas contrastan con el incesante flujo de los multicolores emblemas de las líneas de microbús. Gente que sale apurada de la oficina: en la calle las veredas están repletas y desbordadas por transeúntes fatigados e irritables. Embotellamientos, desorden, estridencia de claxons y ambulantes ofreciendo sus productos; alguien es víctima de un escapero y sus gritos de auxilio rebotan hasta perderse en los rostros indiferentes de la muchedumbre. Lima.
Imaginemos que hemos seguido caminando con las pequeñas multitudes que se agolpan al filo de la vereda para cruzar la pista. Así, a la espera de la luz en el semáforo, será posible apreciar el generoso intercambio de insultos entre un cobrador de la línea X y un pasajero poco dócil que habla de sardinas y algo relacionado con el respeto. Quizás también el silbato de un guardia, la aguda voz de un niño cantor, el tronante paso de vehículos con el escape roto, el motor cayéndose a pedazos, podrían llamar nuestra atención. Pero acerquémonos más, repito, es Lima, una metrópoli cualquiera en América Latina: concentración urbana, miseria, caos, violencia, ruido.
Ruido. Y no sólo el centro de la ciudad; distritos populosos que lo rodean poseen asimismo, y en oportunidades alcanzan cotas insospechadas, de bullicio y violencia. Esto, sin mencionar la violencia que proviene de la política: granadas, petardos, balazos y sirenas.
Diferente es lo que ocurre en barrios residenciales: allá todo es frío y silencioso, las calles están desiertas —en sectores de Camacho, La Molina o Monterrico ni siquiera hay veredas— y en sus zonas comerciales apenas si resalta el ronroneo de las modernas cajas registradoras. Aún en sus picos de efervescencia social (comercial), la moderación —signo inequívoco de “buena educación”— aplica su reluciente guillotina para cortar cualquier exceso que pueda parecerse a la vulgaridad y estridencia de las clases bajas. Pues son ellas las que se visten con “colorines”, discuten como “placeras” y gritan como “callejoneras”.
Y si música es, en rigor, organización de sonidos, habría que ver con qué banda sonora se crece y se vive cotidianamente; ello permitiría determinar, junto con otras instancias que intervienen en dicho proceso, las sensibilidades musicales que coexisten legítimamente en la urbe”


Disculparan que pegue un texto tan largo pero quería que la imagen que Letal ofrece se entienda lo mejor posible (el texto es mucho más extenso, los interesados pueden pedirme una copia y se las haré llegar). Su idea de “banda sonora con la que se crece” es lo que justifica la aparición del movimiento subte, lo que le da a ésta su valor como una reacción totalmente legítima. Y lo del ruido no es sólo una cuestión enteramente física, en el fondo lo que Letal dice es que es en la capacidad como testimonio, como registro, como documento fiel de una época, de una realidad, donde el lenguaje subte se articula de forma absolutamente auténtica. El ru(g)ido de la ciudad está en los subtes.
Pero bueno, eran los años 80. Lima no es la misma. En algunos aspectos ha mejorado, en otras ha empeorado, en otras sigue exactamente igual. Lima, no ha dejado de ser la ciudad ruidosa que es, basta que camines por el centro de la ciudad y te espantará el ruido de los claxons, las miles de radios encendidas en las tiendas, gente caminando, desesperada por comprar, desesperada por vender, gente apurada por llegar a su destino, choferes compitiendo por un pasajero. Y Lima ha crecido, el mal se ha expandido, la invasión del ruido ha llegado a distritos más pudientes. En Miraflores y San Isidro se exhiben carteles con imágenes de niños tapándose los oídos, avisos que quieren evitar las avalanchas de sonido. Lima es más grande y caótica, más compleja y hostil. Aunque las noches son más tranquilas que aquellos años. Ya no hay peligro de coches bombas ni apagones. Han aumentado la cantidad de discotecas, han inundado el sur de la ciudad, los conos, las zonas céntricas. Todo los sábados miles de jóvenes se agitan en algún lugar. Y todo parece estar bien, al menos mientras dure el sudor y las cervezas. La militancia política, los discursos, también son cosas del pasado. Con motivo de las próximas elecciones más de un programa de TV ha salido a preguntar a los jóvenes cuál es su candidato favorito, qué piensan en general, en quién creen. Las conclusiones son alarmantes: un alto porcentaje de No sabe No opina. A los jóvenes limeños no les interesa la política.
La historia política del Perú de los últimos quince años es digna de una novela fantástica y de una novela de terror. Las dudas lo asaltan a uno todo el tiempo, la incredulidad es un derecho acaparado, y lo que es peor parece que ya ni alcanza.
Tengo la impresión que es por allí por donde se mueve el asunto. La aparición de una gran cantidad de proyectos de noise, a lo largo de los últimos 15 años tiene que ver de alguna manera con eso. Traducen esa informalidad y ese caos que define el entorno que los rodea, que puede estar en Miraflores o en el Centro. Pero, como dijo un gran crítico de rock: “lo verdaderamente radical en estos días es desconfiar de las posibilidades de transformación que tiene el ruido”.
Y sí pues, los tiempos han cambiado. De ahí que lo que hacen bandas como Zetangas, Liquidarlo Celuloide, Lunik o Jardín, por citar las más interesantes del ámbito local (a mi juicio), sea apelar a cierta intensidad distinta a la que por ejemplo tenían las bandas punk limeñas de los 80s. No es el ruido como afrenta al oyente, no es el ataque ni la intransigencia lo que tiene un papel primordial sino el ruido como una vía de escape, como construcción de un mundo donde se resuelven ciertas fantasías. Es como si de pronto sea más interesante hoy en día hacer de la abstracción una especie de libro de respuestas. Ya no decir nada, sólo dejar que la música sea, exprese, traduzca todo aquello que sentimos. Y si es posible que en ese proceso por más efímero que sea, encontrar alguna satisfacción. ¿Y sobre el cambio, la transformación? Pues al menos no haciendo ruido, quizá justamente haciendo todo lo contrario. Y en la medida que exista esa desconfianza en esa posibilidad del ruido como transformador entonces está bien, hay algo ganado. Lo legitimo en nosotros no sólo debiera ser obedecer a la banda sonora con la que crecemos sino también cuestionarla, y saber qué historia está detrás de ella.

Monday, January 23, 2006

Shhh

Empieza la semana. Hoy otra conferencia de Norberto Cambiasso en Telefónica. Es al rato. A las 6:00pm. No falten. La conferencia del viernes fue extraordinaria. Norberto explicó que Fluxus se mueve en un intersticio, a diferencia del movimiento de los happening, que aparecía paralelamente y que proclamaba una lenguaje multimedial, usar todos los medios posibles para conformar una obra, lo de Fluxus se movía en los intersticios. Por eso es que uno de sus interantes dijo: "lo más interesante de Fluxus es que no se sabe exactamente qué es". Cruce de poesía, con música, con acción, escultura, etc, etc. Algo a medio camino. De hecho las piezas fluxus partían de instrucciones verbales que podían ser ejecutadas por cualquier persona, sin tener una formación musica previa. Las piezas fluxus se interpretaban con performances y podían desembocar de ahí en objetos. Por ejemplo, una pieza de La Monte Young, tenía la siguiente instruccion: "Traza una línea recta y síguela". Nam June Paik, uno de los más célebres integrantes del movimiento, hizo su respectiva interpretacion de la pieza de Young (una pieza concebida como musical). Puso un papel sobre el suelo y manchando su cabeza de un tinte negro, la pasó de un extremo a otro, dejando una gran línea recta sobre el papel. La interpretación de Paik llevó por nombre "Zen for head". El resultado era luego exhibido.

Lo más interesante fue cuando Norberto habló de una costumbre típica de Fluxus, la de destruir los instrumentos. No se trataba de una costumbre exclusiva de Fluxus sino que esta también le era propia de las teorías de arte autodestructivo de Gustav Metzger, artista que mantenía vínculos con Fluxus, como también con los accionistas vieneses y músicos de vanguardia como Cornelius Cardew. Metzger fue la inspiración para un joven estudiante de arte llamado Pete Townsend, guitarrista de The Who.


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El jueves fue el concierto de Autobús en el Eka Bar. Estuvo repleto, estuvo bien eso. Supongo que el día fue más propicio para todos. Creo que hubo una buena reacción del público, pese a que todo lo que sonó esa noche tendía al noise. Una buena fecha. Quedé muy satisfecho con la presentación de Liquidarlo Celuloide, la inclusión de Alfonso en la batería ha transformado al grupo en casi un grupo de metal, aunque no lo son de hecho. Valentín, guitarra del grupo, dice respecto al nuevo sonido: "Es hacer metal sin oír metal". A Juan Diego lo veo ahora sonreír cuando toca su teclado, porqué será. Bueno, ya que Liquidarlo está sonando tan bien voy a recompensarlo con tres fechas más. Una en el Centro Cultural de España (las otras dos se las digo a su debido momento), junto a Alan P, el 13 de Febrero. 8.00pm (lleguen temprano) Será la presentación oficial oficial de la revista. Estarán presentes además Jorge Villacorta, José Javier Castro y Eliana Otta. Opinarán al respecto.
Volviendo al jueves, también me gustó mucho la prueba de sonido de Zetangas, tocó con Renzo el guitarrista de Metamorphosis y David de Kinder. Me gustó más la prueba porque creo que fue lo suficiente, contundente, preciso. 20 minutos de buena música.

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Un comentario pertinente de Mr Cambiasso: "Lima es una ciudad muy ruidosa y veo que aquí hay mucho noise, ¿qué a nadie se le ha ocurrido experimentar con lo opuesto?" ¿Quien en el Perú ha experimentado fuera del ámbito del noise? Bueno, eso significa ir por rutas más minimalistas, menos explosivas y que conceptualmente busquen callar nuestro apabullante ruido urbano, ruido político, ruido de todos lados. Pues no, creo que todavía ninguno, pero supongo que tiene que ver conque la música localmente no ha tenido esa búsqueda conceptual. De alguna manera todo aquí apela a cierta emoción y desborde, a cierta "libertad" de dejarse, abandonarse, más allá de lo que exista alrededor. La protesta aquí es ser tan necio como el entorno. O tan despreocupado como el entorno. Y en algunos casos los resultados son realmente buenos, sorprendentes. Pero sería también interesante probar con lo otro. El silencio puede tener multiples maneras de manifestarse. No quiere decir que se tenga que desconectar los amplis.

Thursday, January 05, 2006

Concierto el 19

Ya está bien de bromas. El 19 de enero hay concierto, y esto es real, en el Eka Bar, tocan Zetangas, Tanuki Metal Sun-in Love, Liquidarlo Celuloide, Raúl Jardín y Holograma. Los espero ese día, el ingreso es libre. Por estas semanas también hay actividades en Telefónica, se está programando una semana sobre Fluxus, con motivo de la muestra que se realiza en el Museo de arte. Entre las actividades destaca el ciclo de conferencias del notable crítico argentino Norberto Cambiasso, editor de la gran revista Esculpiendo Milagros. Pueden chequear más datos aquí