Tuesday, May 31, 2005

El burdel

Si no me equivoco quedaba en la avenida Colonial, de las cuadras que están camino al cercado. Por fuera uno no podría sospechar nada, sólo ves una puerta inmensa como de una cochera donde los autos entran y salen continuamente. A ese lugar lo conocen como El Trocadero, y es hasta donde sé, uno de los prostíbulos limeños de mayor concurrencia, de hecho no hay taxi que no lo conozca, más de una crónica policial se ha escrito teniéndolo como escenario. Lo llaman el prostíbulo del pueblo.

Al entrar te encuentras con una especie de estacionamiento de gran escala, un autocinema sin cine a la vista. Lo único que tienes delante es una suerte de restaurante y una entrada a dos puertas enrejada con una iluminación llamativa, decenas de hombres merodeando el lugar y algunas mujeres con bolso saliendo apuradas. La entrada está justo allí, vigilada por un tipo de gorra quien reparte los tickets. Son 13 soles el derecho al ingreso, corre por cuenta propia el arreglo con las chicas, aunque la tarifa se mantiene estable en 20 soles por sesión, a menos que les exigas a estas alguna pirueta extra, por lo cual el precio se incrementa. Una vez que pagas atraviesas un pequeño pasadizo y finalmente estás dentro. Frente a tus ojos aparece aquel ser voluptuoso del que tanto hemos oído hablar, ese monstruo de las mil puertas que llamamos burdel. Se escuchan cuchicheos, las radios sintonizando estaciones de salsa y merengue, las chicas llamándote con sus voces escurridizas pero tentadoras. Es dificil recorrer el lugar, el nerviosismo es normal frente a tantas mujeres semidesnudas bañadas de luz roja, además que tienes que actuar como si no fueras un novato en estas cosas, como si estuvieras dispuesto a irte del lugar sino encuentras a ninguna que te convenza. Pero bah! sabes que no lo vas a soportar, que una vez dentro ya pisaste la trampa y que ya debes estar más mojado que una humita al vapor. Tu inseguridad te avienta a tomar una decisión.
Hay de todo en el lugar. Según dicen los que saben las horas punta son entre las 6 y las 9 de la noche y recomiendan estar allí en ese lapso de tiempo pues tendrás mayor opción de tentar a las más codiciadas, esas que provocan filas de filas, y que se han encargado de crear un mito de sí mismas, esas que todos conocen por sus apodos: La Exótica, La Lunareja, La Diabla, La Bella, La Pelirroja, etc.
Una mirada al vuelo te hará notar facilmente que la oferta es heterogénea. Están las maduras, aquellas mujeres un poco toscas y ya entradas en años pero aún atléticas, están en sus puertas con un cigarro en la mano, por lo general siempre conversando con la vecina. Luego están las antisociales, aquellas que suelen tener la expresión amargada, las hay también obesas, para los que buscan aventuras peso pesado. Están las enigmáticas, aquellas que nunca salen a la puerta y sólo las puedes ver mirándote de reojo desde adentro de su cuarto o a través de sus ventanas. Y están las sonrientes, las carismáticas, aquellas que parece que conocieras de toda la vida, a las que te les acercas y saludas y te responden con mucha amabilidad y sencillés. De estas últimas algunas suelen ser simpáticas, otras muy bellas, una que otra simplemente despampanante. Pero el problema aquí es el tiempo. Tienes que esperar a veces hora y media si quieres acostarte con alguna de ellas. La espera puede valer la pena pero mientras haces tu cola otra te hace el habla y como eres tan débil terminas aceptando y dices, bueno, no está mal tampoco.
La Bella era una de las más sonrientes. Al entrar a su habitación la luz roja lo iluminaba todo. Absolutamente todo, su velador, los objetos esparcidos por allí, una pequeña radio, las paredes sin ningun decorado. Tienes que pagar primero antes de cualquier servicio. Bella te explica las ofertas.
Una vez que tiene el dinero lo guarda en su bolso y te pide que te quites la ropa mientras ella hace lo propio. Va hacia el baño y orina, casi como un ritual. Te va dando algunas indicaciones, mientras se hunta un gel que evita las fricciones dolorosas, o al menos eso creo. No hay problema con los preservativos, su cartera tiene tantos como caramelos en una piñata. Tu le haces la pregunta que siempre tuviste en la cabeza: ¿tienes carné de sanidad? Ella te dice que sí, que todas en ese lugar tienen carné de sanidad, que todas se hacen sus chequeos constantes.
De hecho, Bella es muy cuidadosa con su salud, te pide que te asees antes de empezar cualquier cosa. Ella misma se encarga de lavarte con especial cuidado, y jamás pero jamás se atrevería a tener sexo sin protección, ni aunque le pagues cinco veces más y en dólares.

Bella te pide que te eches sobre la cama. La rutina es como en las películas pornográficas, aunque tú la puedes variar si tienes más imaginación que ella, lo cual dudo. Bella se echa talco sobre el cuerpo y también sobre tus manos, eso evita que la aprietes y la hagas doler, tus manos se resbalan inevitablemente, mientras ella finge, supongo, que la excitan tus caricias.
Mientras tienen sexo, puedes notar lo mecánico del asunto. Es ágil, todos sus movimientos parecen haber sido ejecutados mil veces, la mejor actriz del mundo, si hasta grita como si en realidad sintiera placer.
Una vez derrotado sobre la cama, ella se levanta y se encarga de la limpieza. Mientras eso ocurre tu le puedes hablar. Como a pesar de todo sabes que no eres tan torpe, le preguntas que tal. Ella no te va a bajar la moral, y busca siempre una virtud. Te dice cosas como: “tienes muchas posibilidades”. Como ya tienes un poco más de confianza le hablas de ti, le dices que eres editor de una revista y le hablas de la música esa que te gusta y ella no entiende pero te escucha. Te dice que puedes traer tus discos y escucharlos, hay clientes que lo hacen (mentalmente haces una lista de posibles discos: a ver, el Buy de Contortions, el Fly de Yoko Ono, el Vision Creation New Sun de Boredoms, alguno de Sun Ra). Luego le preguntas que hace, ella te dirá, trabaja porque es madre soltera. Evitas los dramas, ella te promete que algún día se retirará de esos mundos. Tu la miras y piensas para tus adentros, ¿quién eres para que te prometa eso? Uno más de los que estuvo esa noche por allí. Ella te cuenta de sus experiencias más celebres, te habla de un cliente empresario que es uno de los pocos con los que realmente se ha sentido “complementada”. En eso la llaman por teléfono. Tiene una cita en algún lugar de Lima. Tu ya tienes la ropa puesta y te vas no sin apuntar su teléfono para eventualidades futuras. Sales junto con ella. Se despide con dos besos y corre apurada haciendo mover su bolso. Uno que otro parroquiano con cara lánguida pasa delante de ti.

Cruzas la reja y tomas un agua mineral antes de cruzar la puerta de la cochera. Al salir del lugar ves una ciudad oscura. Ningún alma por allí. La avenida Colonial como un desierto. Las luces apagadas, y unos taxis que salen como anfibios del mar a la superficie. Así como tú, que nuevamente enrumbas hacia algún otro destino, quien sabe. Todavía es temprano. Esta historia continuará.

Tuesday, May 17, 2005

Que buena concha

He visitado este lugar antes. Su infraestructura es bastante singular, sobre todo por el escenario en forma de concha. El viernes piensan traersela abajo. No Falten.

Thursday, May 12, 2005

Tres son multitud

GABRIEL CASTILLO / ROLANDO APOLO
Erebo
Aloardí

Que agradable que resulta al oído este debut de Gabriel Castillo y Rolando Apolo. Fluctuando entre el noise líquido de los Loveliescrushing y la glitchtrónica pop del último Fennesz, la música de esta dupla, tan invernal como romántica, se distingue por sus climas distendidos y cálidos, por su estado calmo pero incesante, por su ruido conmovedor. Como un río humeante que se sale de su cauce, así viaja la música del dúo. “Eolípila” o “La inmovilidad de los objetos sólidos (visión ordinaria)” y sus efectivas murallas de noise guitarrero y digital, dejan en claro el talento de Castillo y Apolo para la creación de paisajes sonoros en donde las emociones se fusionan con el crujiente y gaseoso sonido del error y el feedback, dando como resultado una música tan apasionada como hermética y fantasiosa, todo un vendabal de sonido que no para sino hasta que se extingue.
Un dato curioso: según la información adjunta el disco ha sido concebido en cabinas públicas de Internet.
Erebo ha sido producido bajo la escudería de Aloardí, sello independiente de Christian Galarreta, que viene preparando el nuevo material de Antonio K19 (correspondiente a su alter ego como Pychulator) y el debut de un proyecto de noise extremo que responde al nombre de Cristo Demoledor.
(Mail: mataloya69@hotmail.com)


LUNIK
Portanube
Internerds

Breve e ilusorio. Desvanecedor, amor a la indefinición. Un juguete sónico. El ethereal noise de dormitorio de Lunik, seudónimo de Roger Terrones, es una de las propuestas más singulares surgidas en los últimos años en el ámbito local. Inicialmente con un tiraje de cinco copias y un empaque artesanal, Ovo-ovni (2002) circuló secretamente en el circuito underground llamando la atención por el uso de aspiradoras y un tratamiento hiperlow fi que de tanto aire conseguía crear capas sonoras bajo las cuales, sonidos de guitarras procesadas y la voz folkie de Roger liberaban melodías que se perdían en lo efímero de sus casi canciones. Los vínculos con los Flying Saucer Attack del Further podían hacerse bastante evidentes, sin embargo se hacía presente en Lunik una tendencia hacia lo inacabado y lo puramente esbozado. De hecho debe considerarse Ovo Ovni como un experimento, un disco inconcluso, un previo hacia lo que más tarde su autor iría a preparar. Escala de pseudo-colores (2005) sin representar ningún cambio sustancial en su modo de operar, busca sí delimitar la fantasía a modo de canciones que flotan en su propio universo radicalmente neblinozo y fugaz, dejando de lado los divagantes e informes jammings de su primera aventura. Escala... hace de su brevedad la esencia misma de su mundo y en donde la melodía, por más que se ahogue en el aire espeso que la cubre, resalta como hilo conductor, en un camino intimista por donde su autor traza garabatos sonoros, delicados y volátiles. Son los tiempos de la grabadora reportera como pescadora de sueños. Eso sí, los remixes incluidos me parecen prescindibles.
Ambos discos han sido editados conjuntamente por Internerds bajo el nombre de Portanube. Mejor título no podía tener. Pueden ser descargados gratuitamente a través de la página del sello. (Mail: gavrilprinzip@hotmail.com) (www.internerds.org)


PESTAÑA
Pestaña
Ya estás Ya

Tras dejar su proyecto gabber, Leonardo Bacteria, otrora líder de Insumisión, incursiona ahora en lo que él denomina “electroestupidez”, adaptación de lo que se conoce en España como Plaka Plaka, technomierda o para hacernos una idea mejor: una suerte de electroclash trash a la española. El electrobaboso de Pestaña se nutre del universo irónico y absurdista de sus amados Aerolíneas Federales así como del tecno de Aviador Dro y evidentemente de proyectos actuales como Superputa, La monja Enana y afines, que desde hace unos años vienen dando que hablar dentro del circuito independiente español debido a una aparente reinvención del espíritu kitshpunk de la movida madrileña ochentera que en ellos se encarna. Bacteria se apropia de esos referentes, o más bien esos referentes se apropian de Bacteria, y dan como resultado esta electroestupidez que se mata por ser divertida. En realidad tiene momentos de superficialidad bastante logrados. De hecho recuerdo alguna vez a Leonardo decir que había compuesto un tema llamado “Odio el post rock” y un poco el asunto va por allí. Es un disco provocador, hasta cierto punto “Con premeditación”, como reza el cover de Aerolíneas Federales que sirve de apertura. Y es que lo que tiene de pastiche Pestaña lo tiene por hastío, de ahí que en el disco se perciba una frescura atravesada por una rebeldía fatigante. Es un disco que nace de la necesidad de hacer frente con sorna. Y en la burla hay exasperación y excitamiento, como si te sacaran la lengua de la cólera. A destacar la voz de Diana Exorcism, su joven vocalista, que resulta tan insinuante como lobotomizada. Todo en su voz se vuelve banal, barato, burdo, estúpido. Sea lo que sea lo que diga no puede ser tomado en serio.
Creo que su sola existencia es de por sí un plus, Bacteria ha hecho el disco más deliberadamente cómico de la historia del pop local. Y mi debilidad por el humor me hace ver en este debut virtudes que hace tiempo esperaba encontrar. Sin embargo aún quiero escuchar más. El disco se me hace corto, y no precisamente por su duración. Simplemente quiero más. Quiero babosada más radical. (www.pestapop.4t.com )

Oe

He empezado a leer un libro de Kezamburo Oé llamado Una cuestión personal. He avanzado unas 40 páginas y hasta el momento todo lo que siento al avanzar es una fuerte sensación de nausea. Todo en ese libro es autolástima convertida en una adicción morbosa. La novela relata la historia de Bird, un tipo con cara de pájaro que se entera que su esposa ha dado a luz a un ser anormal. Y tienen que ver las cosas que experimenta Bird. “Soy el padre”, dice al presentarse en el hospital, “Soy el padre del monstruo” dice para sus adentros. “¿Quiere ver a “la cosa”?” le dice el médico en una escena soberbiamente escalofriante. Lo que sigue es insospechado pero dudo que la cosa mejore. La historia va de mal en peor.

Tuesday, May 03, 2005

Internerds

Nuevo site de Internerds ahora con los discos de Lunik y un maxi de Vavas, además de algunos bonus de regalo. Ya comentaré más. Lo cierto es que mañana miércoles en el Eka bar se festeja el relanzamiento de la página. Nos vemos allí.

El night club

El barrote medía unos dos metros aproximadamente. Alrededor, las paredes estaban cubiertas de espejos o de pliegos de platina sobre los que caía la luz rojiza que iluminaba el escenario. Encima de él se contoneaba semidesnuda la bailarina de turno ante la mirada desorbitada, los aullidos y sonidos simiescos de los espectadores.
No recuerdo el nombre del lugar pero es uno de esos locales que abundan por el centro de Lima (básicamente en la zona de Colmena, Quilca y Cailloma, entré a uno ubicado en Colmena) y que llaman la atención por sus insistentes pregoneros que gritan: ¡A sol la barra! Ante el aburrimiento de una noche que estaba condenada a terminar temprano decidí ingresar a uno de estos locales ante la seductora oferta de “show doble”. Todo por un sol. No estaba mal, me había comido una hamburguesa por el mismo precio una hora antes cerca de allí. No tenía nada que perder.
El lugar era pequeñísimo, y un letrero sobre la pared lo confirmaba: “capacidad para 60 personas”. Adentro uno se sentía como en esas cantinas en donde el público masculino se ha reunido para ver el fútbol o el box.
Salvo las paredes que circundaban el escenario, pese a la oscuridad podía observar que las demás estaban cubiertas de toallas con imágenes de chicas en ropa de baño. Todo el tiempo veías a un mozo desplazándose con una botella de cerveza, el mismo que también se encargaba de pedir los tickets a los comensales. Desde mi sitio podía ver el cuarto de baño de donde salían las chicas, estaban duchándose y cambiándose, al menos tres en un espacio de cuatro metros cuadrados. Además de la jauría que estaba adelante, otros individuos se divertían en la parte de atrás seduciendo a las bailarinas que caminaban en ropa mínima en busca de más acción y más dinero.
Cuando llegué lo primero que vi fue a una bailarina contonearse de manera extraña, estaba mareada no sé si por el alcohol o por el cansancio. Lo cierto es que perdió el equilibrio y se desparramó fuera del escenario. La ayudaron a levantarse. Media hora después volvería a caerse sobre piso al intentar subir por unas escaleras que conducían a los cuartos en donde se realizaban los shows privados.
Esa noche vi a unas 4 chicas quitarse la ropa. De hecho no era mucha la que tenían puesta encima, por lo que sus faenas eran breves, siempre acompañadas con música tipo “Mesa que más aplaude” o algún tema de Thalía. La relación que generaban con el público era muy singular: había fricciones, algunos tipos las cogían y no querían soltarlas, entonces algunos tenían que meterse para liberar a las mujeres de los caníbales. Pero ellas también respondían con cierta violencia. Se acercaban y los provocaban sabiendo que ellos no podían pasar de los roces, a veces los golpeaban, los tomaban del pelo y sobaban sus rostros sobre sus senos y pubis. No había mucho erotismo sino más bien era una especie de prueba de resistencia: si ellas eran muy cándidas se las comían vivas, tenían que ser un poco malas, agresivas, salvajes, tenían que demostrar que ellas también le podían pegar a alguien. Las chicas no tenían precisamente el cuerpo de Tula Rodríguez pero creo que querían parecerse a ella. Había algo de estética de vedette en sus portes. Aunque de hecho se extrañaba algo de carne en sus cuerpos. Sí, no eran muy atractivas cuando uno las veía como dios las trajo al mundo, al menos no desde mi sitio.
“A que hora salen las chicas o quieres que yo baile calato” gritó un tipo de unos cuarenta años. En mancha soltaron la carcajada. Y luego salió una chica de botas blancas y tanga celeste. Era la cuarta y última que vi esa noche. Luego salí y caminé por Colmena en dirección a Wilson. Había un par de Serenazgos por allí, felizmente. No es una zona muy divertida, menos a la una de la mañana. Lima suele ser sorpresiva por esos lares. Pese a la aparente calma, las turbas de pirañitas y delincuentes siempre merodean el lugar. Uno camina por allí con una sensación de alerta, algo puede pasarte si te descuidas. Pero ya nos hemos acostumbrado a eso. Es una relación extraña, en medio de ese peligro hay quienes se excitan también.
Creo que es el lugar y las circunstancias lo que hacen de estos locales nocturnos espacios especiales, en donde lo que uno observa no se desvincula de lo que uno vive. A veces son tan naturales que al estar adentro, uno desea, al menos, un poco más de maquillaje.